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Una ciudad para no caminar

La adecuación de espacios de encuentro es una necesidad y una exigencia de la ciudadanía.
La demora de obras, las decisiones no concertadas y la ausencia de una política clara sobre espacio público, son situaciones que generan desconcierto e inquietud en la ciudadanía y que entorpecen no sólo la movilidad sino diversas actividades de la vida cotidiana de los payaneses.

Por: David Bucheli
davidbucheli@unicauca.edu.co

Obras como la peatonalización del Parque Caldas, el puente deprimido sobre la Avenida Panamericana en La Esmeralda, la adecuación del Parque Bicentenario del Barrio Bolívar y el mejoramiento de algunas vías principales y andenes de la ciudad, han cambiado la cara a muchos espacios de Popayán. Sin embargo, la ciudad está lejos de ser apta para caminarla, encontrarse y disfrutarla. El centro histórico es hoy un lugar de ventas informales, de andenes angostos y calles pensadas para los vehículos. 

La vocación turística de la ciudad, como forma de desarrollo, debe ir ligada al mejoramiento de la circulación del centro y, además, ofrecer espacios de esparcimiento para que los habitantes de la capital caucana los disfruten y se apropien de ellos.
 
Guillermo Gutiérrez, decano del programa de Arquitectura de la Fundación Universitaria de Popayán, afirma que “los espacios públicos para el disfrute siempre han sido necesarios para la expresión cultural, el conocimiento, la relajación. Cuando estos no existen en una ciudad, se convierte en una bomba de tiempo, donde las personas empiezan a apropiarse desordenadamente de los lugares”.

Demora en las obras Si bien las iniciativas realizadas hasta el momento han tenido un impacto positivo en las personas, la demora en la ejecución de este tipo de obras, ha sido una constante en los proyectos desarrollados para recuperar el espacio público. Un ejemplo de lo anterior, es el proyecto de mejoramiento del andén de la calle séptima, entre carreras quinta y sexta, en el costado sur del Centro Comercial Anarkos. 

Esta obra contemplaba dos meses de ejecución en su cronograma, pero por la falta de coordinación entre varios entes municipales de servicios públicos, la obra se retrasó más de lo previsto. Rosa Emma Viveros, propietaria de un negocio del sector, se tomó la tarea de poner un letrero donde contabilizaba la duración de la obra. Su conteo finalizó a los “5 meses, eternos y 24 días”, según se lee en el cartel que aún cuelga en la parte exterior de su negocio.

“Al fi nal no llegamos a saber quién fue el culpable de la demora de la construcción de la obra” afirma Luis Alberto Terán, propietario de la Cacharrería Central, quien se vio afectado por los trabajos que se adelantaban en la calle adyacente a su negocio.

Comercio informal 

Recuperar los espacios públicos que en la actualidad están ocupados por comerciantes en varias zonas de la ciudad, ha sido una de la preocupaciones de la administración actual. Daniel Gómez, vendedor ambulante del sector del Empedrado, habla sobre el proyecto del Centro Comercial Idema, cuyo fin es albergar algunos comerciantes informales que trabajan en las calles del centro de la ciudad, “No estoy de acuerdo con el proyecto, porque los locales son muy pequeños para la mercancía y falta adecuarlos mejor, porque las paredes son de yeso, no se puede clavar clavos o tornillos, las puertas son rejas y no son muy seguras, no es un buen lugar”.

Por el contrario, Liliam Patricia Zapata Martínez, jefe asesora de la Oficina de Planeación de la Alcaldía Municipal, afirma que “las condiciones que se les dará en el centro comercial Idema a los vendedores ambulantes son mejores que las que ellos tiene en la intemperie. En el diseño que se hizo se han tenido en cuenta normas urbanísticas y de seguridad”. 

Jorge Eliecer Meléndez, líder del Sindicato de Vendedores Ambulantes y Estacionarios del Centro Comercial Anarkos, afirma que las condiciones no están dadas para la reubicación. “Cada local tiene un valor de 10 millones aproximadamente, la Alcaldía nos subsidia la mitad, pero nosotros de dónde vamos a sacar cinco millones de pesos”. Este líder sindical manifiesta que al mes reúne alrededor de un salario mínimo y que invertir en un local de ese valor es muy riesgoso, pues conduciría a todos los comerciantes informales a la quiebra.

¿Para dónde deben apuntar las políticas? 

El arquitecto Guillermo Gutiérrez afirma que en la ciudad no hay espacios públicos pensados para la ciudadanía en general, y añade que faltan parques y la recuperación de andenes para que la ciudad se convierta en un lugar de encuentro y no sólo de circulación. “Los espacios públicos adecuados, son la mejor herramienta para solucionar los conflictos de las ciudades, porque cuando se les da dignidad a las personas en los lugares donde viven, éstas dejan de ser un problema, para convertirse en soluciones”, añade el académico.

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